El País Vasco se está llenando de rodajes este año gracias a sus generosos incentivos fiscales y así se rueda en Vizcaya “Los últimos románticos”, adaptación al cine de la novela homónima escrita por Txani Rodríguez, ganadora del Premio Euskadi de Literatura y una de las novelas más vendidas de los últimos años (editorial Seix Barral). Este drama se rueda bajo las órdenes de David Pérez Sañudo (“Ane”) y con Miren Gaztañaga (El guardián invisible) como protagonista. El guion, de esta producción de Irusoin y de La Claqueta, es obra del propio director y de Marina Parés.
Su grabación se prolongará durante siete semanas en Gernika (Bizkaia), escenario principal de la película, Lisboa, Ronda (Málaga) y Sevilla.
Olmo Figueredo González-Quevedo, productor de La Claqueta PC, añade: “Al emprender el viaje de llevar Los últimos románticos, de Txani Rodríguez a la gran pantalla, nos hemos sumergido en una novela que captura la esencia de lo cotidiano con una belleza excepcional. David Pérez Sañudo no solo ha captado este espíritu con maestría, sino que lo ha enriquecido con su visión única, prometiendo una obra que, creemos, se destacará como una de las películas en euskera más relevantes del año”.
¿De qué va?
Irune, una mujer insegura, solitaria y con tendencias hipocondríacas, trabaja en una fábrica de papel situada en las afueras de un pueblo industrial en Álava. Su vida se limita a un reducido círculo de conocidos: sus compañeros de trabajo, una vecina con la que comparte algo parecido a una amistad y un operador de Renfe a quien consulta horarios de trenes que nunca toma. Su frágil equilibrio estallará cuando se detecte un bulto en un pecho, lo que coincidirá con un conflicto laboral en el que se ve implicada. Es entonces cuando su vida toma un giro inesperado, ofreciéndole la oportunidad que, quizás sin saberlo, siempre había estado esperando.
LOS ÚLTIMOS ROMÁNTICOS
Un título tan imaginativo que remite al Romanticismo. Un entorno de presentación en días grises, oscuros y agua que enlodaza los caminos. En todos los recortes referidos a esta película tanto los colegas profesionales como colaboradores en el evento coinciden en definir el perfil de la protagonista como hipocondríaco. Puedo equivocarme, pero me suena a término despectivo, insultante y perteneciente al lenguaje de la generación que desaparece. Hoy parece pospuesto, quizá por el avance de la sanidad y de la sinonimia popular de los términos. Se entendía como preocupación excesiva respecto a padecer alguna enfermedad grave.
En esta historia, parecen referirse a una dureza o duricia en un pecho de la protagonista. Su madre murió de un bulto en el pecho. No sigue un tratamiento de ansiedad que viene a requerir la hipocondría. La atmósfera, el terruño, el paisanaje, son testigos de sus manías…
Entorno que crea su lógica: entorno social, la inspección del seno por la medicina privada, información sobre el despido repartido… Comentarios una chispa soeces sobre la reina del cotarro del personal de la papelera. Se conoce todos los días.
-también piropos solapados-, liberación del bulto, bajo el denominador común de una conducta y comportamientos.
Deferente, amable, introvertida, propia de un acercarse al “que se pasa el arroz”…
En total, un despertar agrio laboral vasco, disparatado por aburrido, con toques misóginos que quiere recordar los tiempos muertos de Antonioni pero se queda en las iluminaciones oscuras y los cielos grisáceos del norte español..
La libertad creativa no ha de quedarse en unos manuales de costumbrismo: fue la generación del “Arte y Diseño”, no fue una realidad de flores de papel. La película es un mal sueño. Oscura y lloviosa. Quien lo vivió lo sabe ¿Qué se ha querido pintar? ¿Documental de currelas en los talleres y en la cocina? Señuelos extremos que huyen de la realidad. Los dineros regionales de subvención al cine haciendo patria o intentándolo