Netflix lanzó en 2016, vía streaming, su primera producción cinematográfica original española: 7 años, un estimulante drama psicológico dirigido por Roger Gual. La cinta, aplaudida por crítica y usuarios de la plataforma, vivió después un estreno fantasma en cines con la única intención de acceder a la temporada de premios nacionales. El resultado de 274 euros de recaudación (51 espectadores) para un filme con rostros populares y notable atractivo resulta paradigmático del concepto empresarial de Netflix, totalmente alejado del mercado de salas de cine.
En septiembre de 2017 Netflix incorporaba a su catálogo online Fe de etarras, su segunda producción original. Tres meses después, la comedia dirigida por Borja Cobeaga accedía a salas de cine, convirtiéndose en la segunda cinta de Netflix en llegar a la gran pantalla. El lanzamiento en 12 cines de la mano de A Contracorriente Films se saldó con unos escasos 6.800 euros y su recorrido comercial fue cuanto menos fugaz, con un resultado global de 14.700 euros (3.300 espectadores). De nuevo, ¿quién iba a pagar una entrada de ticket para una película que ya circulaba -legal e ilegalmente- online?
Sin embargo, su estreno en salas condujo a una circunstancia que, como leeremos más adelante, resultará clave en su nueva estrategia empresarial, ya que Fe de etarras recibió tres nominaciones -incluyendo mejor película de comedia- a los premios Feroz, los llamados Globos de Oro del cine español. Por primera vez, Netflix accedía a la carrera de premios nacionales.
El pasado 2018, Netflix lanzó online su nueva producción original, ¿A quién te llevarías a una isla desierta? (Jota Linares). El éxito de la obra homónima no se trasladó a la producción cinematográfica, recibida con tibieza por crítica y espectadores pese a su elenco compuesto por algunos de los jóvenes actores más prometedores.
El film no fue estrenado en cines, al igual que sucediera este mismo año con la fallida comedia A pesar de todo (Gabriela Tagliavini). Claramente, los lanzamientos en gran pantalla estarán reservados a películas con aspiraciones a los premios.
Durante todo este tiempo, y con la irrupción de Roma como gran detonante, se agudizaba la polémica entre una plataforma de ascenso imparable y un circuito de festivales y premios que margina el “cine fuera de los cines”. Netflix es ya un mastodonte que ha conquistado a público, pero a su vez es consciente de la importancia de trascender más allá del producto de consumo rápido. Ávida de premios y prestigio, necesitará ir más allá de la pantalla doméstica tanto en un contexto nacional como internacional.
En esa linea, Elisa y Marcela (Isabel Coixet) suponía su primera gran apuesta española. Una directora reputada -quien afirmó haber aceptado el proyecto bajo la promesa de llegar a los cines-, con multitud de reconocimientos a sus espaldas y una temática de gran calado social, convertía a este proyecto en uno de los grandes cañones del cine español en 2019. El hype elevado a mil tras su selección en Berlín se esfumó tras la fría acogida (con polémica incluida) en el certamen. Aun así, el drama histórico protagonizado por Greta Fernández y Natalia de Molina seguía siendo la gran baza de Netflix para introducirse por primera vez en los Goya, y el pasado mes de mayo se estrenaba en cines a cargo de la empresa Espectagrama. El discreto lanzamiento de 12 copias a pocos días de su salida en Netflix, tratándose de una directora que conquistó al público y ganó el Goya con su anterior film, parecía de nuevo obedecer al mero trámite para el cumplimiento de las bases de los premios. Se constataba que la venta de tickets no entraba en los objetivos de Netflix. El resultado en cines de Elisa y Marcela no podía ser más esclarecedor: 52.000 euros (9.898 espectadores) la convertían en la película menos taquillera de toda la extensa filmografía de la directora barcelonesa.
Después de este fiasco comercial, Zinemaldia anunció la premier de la nueva producción de Netflix: Diecisiete. Suponía el esperado regreso del ganador del Goya Daniel Sánchez Arévalo, seis años después de La gran familia española. De nuevo, una cinta con clara vocación de premios -ya suena en categorías como actor revelación-. Al contrario de Elisa y Marcela, Diecisiete convenció en su premier de manera unánime. Además, las opiniones especializadas destacaban un claro componente comercial. Un producto de gran atractivo que llegaría a cines (Espectarama) el pasado 7 de octubre. Sus 5.152 euros en 8 “cines seleccionados” suponían un paupérrimo promedio para un director que cuenta todas sus películas por taquillas millonarias.
Según analistas, estamos ante una película que, con un lanzamiento en la línea de las producciones Atresmedia Cine o Telecinco Cinema, aspiraría a cifras de siete dígitos.
En el horizonte próximo, producciones como Hogar (hermanos Pastor), protagonizada por Javier Gutiérrez y Mario Casas; o La leyenda Klaus (Sergio Pablos), la esperadísima y ambiciosa cinta de animación. ¿Apostará Netflix en un futuro por la exhibición en cines de sus producciones, o mantendrá sus lanzamientos fantasma como mero vehículo de acceso a los premios?
Lo más triste es lo de Klaus. En Francia I Lost My Body, otra película que en el resto del mundo va con Netflix y que, como Klaus, se supone uno de los nombres posibles a los Oscar, va a tener una salida potente en cines aunque en el resto del mundo sea exclusiva Netflix. Aquí parece que no va a pasar eso con Klaus (queda como un mes para el estreno, no hay ni rumores de que se vaya a ver en cines).
Una pena, una oportunidad perdida.
Claramente si Elisa, Diecisiete, El Hoyo y Klaus fueran de tele cinco este año llegábamos a los 100 millones.
Yo creo que Klaus llegará a los cines, de lo contrario que pinta Antena 3?
Si Klaus llega a los cines será un estreno fantasma para los Goya. Está claro que lo suyo sería estrenar en víspera de Navidad, pero veo que en Netflix sale el 15 de noviembre, por lo que no tendría ninguna posibilidad comercial. Tampoco le vería sentido estrenar en cines antes de esa fecha…En fin, un horror todo.
El problema de no llegar a los 100 millones este año es que Telecinco Cinema sólo va a estrenar dos de sus producciones en lugar de las cuatro a las que nos tiene acostumbrados.
El problema de los ‘estrenos’ (por llamarlos de alguna forma) en cines de las películas de Netflix creo que se explica por la propia Netflix. Me explico.
Netflix produce sus películas PARA SU PLATAFORMA DE STREAMING (que, al fin y al cabo, es su negocio principal y su fuente primaria de ingresos), no para el cine. Es más, los ‘estrenos en cines’ de Netflix se realizan solamente para que las películas que los ‘reciban’ (una vez más, uso este término libremente) puedan optar a premios como los Óscar o los Goya, y si por Netflix fuera, ninguna de sus películas pisaría siquiera una sala comercial de cine y todas irían directamente a su plataforma de streaming. Y eso, hasta el espectador más ávido lo nota. Solo hay que ver cómo han ‘gestado’ (de nuevo, por llamarlo de alguna forma) sus ‘estrenos en cines’: no solo los realizan solamente con selectas películas (normalmente, aunque no siempre, con las que más posibilidades tienen de entrar en los premios. Casualidad, ¿eh?), sino que los ‘estrenos’ en sí no son estrenos propiamente dichos, al estrenarse en poquísimas salas y con poca o ninguna mención directa (siempre de paso) a que tendrán presencia en las salas de cine antes de que lleguen a Netflix.
Además, aunque los ‘estrenos en cines’ de Netflix fueran como Dios manda, la gente es más que consciente de que, después de su recorrido en cines, sus películas estarán sí o sí en su plataforma, por lo que más de uno (especialmente si están suscritos a Netflix) se echará para atrás a la hora de pagar una entrada para verla en cines. A menos que (como yo) no tengas Netflix, muchas ganas deberás tener de una película para pagar por verla en cines aún sabiendo que es de Netflix y que, una vez terminado su transcurso en cines, estará más pronto que tarde en su plataforma.
Y todo eso, por supuesto, sin mencionar los múltiples conflictos entre Netflix y las exhibidoras de cine, que definitivamente representarían un gran perjuicio a un estreno de una película de Netflix en cines como Dios manda. Júntalo todo en una coctelera y el resultado es una muy buena idea sobre lo que realmente piensa Netflix de tener sus películas exhibidas en cines de toda la vida.
No veo llegar el día en que las academias de cine de todo el mundo decidan revocar su regla de que una película deba tener un estreno en cines para entrar a sus premios (al menos no muy pronto), pero el día en que lo hagan, ya me imagino a Netflix diciéndoles a las exhibidoras de cine ‘So long, suckers!’, con todo el orgullo del mundo.
Roma es una película pensada (diría que casi exclusivamente pensada) para verse en salas. La nueva de Scorsese, pues parecido. Entiendo que muchas veces va a ser la única forma de hacer sus películas en las condiciones que quieren. Para muchos otros es la forma de sobrevivir. No todas las películas pueden ir a Cannes y la mayoría no hacen una gran taquilla. Pero el empobrecimiento de las carteleras en los últimos años me parece reseñable.
Igualmente Amazon hace películas, las compra para su plataforma y, aún así, tienen un recorrido en salas de cine normal y corriente. Sin ir más lejos el año pasado Cold War era una película de Amazon.
Por cierto, ya ha salido la lista de las 32 películas preseleccionadas en animación y están las tres españolas: Buñuel, Un Día Más Con Vida y Klaus.
Un artículo muy detallado e interesante. Seré un clásico pero me da auténtica pena que los proyectos marca Netflix queden excluidos de una exhibición en cines en condiciones y por ello condenados a no tener carrera comercial. Entiendo que es filosofía de empresa, ya que al fin y al cabo son productos creados para engordar su plataforma de contenidos, pero no deja de llamarme la atención ese deseo tan mal disimulado de Netflix de conseguir prestigio con agresivas campañas hacia los premios. Por supuesto me refiero solamente al Oscar, ya que aquí en España, sus proyectos han sido baratitos baratitos. Salvo Elisa y Marcela, que era la única con algo de ambición artística, el resto de películas mencionadas en el artículo dudo que hayan representado algo en el gigantesco presupuesto de inversión de Netflix. Mención especial para “A pesar de todo”, que aunque estaba repleta de caras conocidas, visualmente parecía un capítulo de serie española de los 90.
Hace un año mi película mas esperada era Elisa y Marcela seguida de Intemperie. Mucho ha llovido… ¿Creéis que la de Coixet se irá de vacío en las nominadas?