El Consejo de Ministros ha aprobado hoy el decreto ley que modificará el actual sistema de pago de las amortizaciones en diferido para la producción cinematográfica. A partir del ejercicio 2016, las amortizaciones serán por adelantado en lugar de muchos meses después después del estreno en cines (hasta 3 y 4 años después), como sucedía hasta hoy.
Se trata de un cambio de modelo que se ha ido posponiendo durante años, después de haber sido anunciado por todo lo alto por Wert en 2011 durante el Festival de Cine de San Sebastián.
Ahora, el productor conocerá la cuantía de su ayuda antes de la realización de la película, tras superar un proceso objetivo mediante un sistema de puntuación que sustituye a las actuales comisiones encargadas de dar las ayudas.
Se suprime además una cláusula polémica en la que una subvención no podía superar 1,5 millones de euros ni el 50% de la inversión de producción de la película. Esto evitará limitaciones y a su vez erradicará malas praxis, como la vieja picaresca de inflar los presupuestos. Ahora será un consejo totalmente objetivo el que puntúe cada proyecto, primando tanto al cine con un potencial comercial como al que aporte un valor cultural.
Según ha declarado el ministro José Ignacio Wert, el número de películas producidas años atrás ha sido excesivo. También ha criticado el anterior modelo: “Este tipo de ayudas se ha demostrado inservible porque la producción ha tendido a acomodarse”.
Wert también ha celebrado el consenso con la FAPAE para la creación de esta medida, que “Va a permitir revitalizar la industria, eliminar muchos nichos problemáticos que el anterior sistema producía, competir en igualdad de condiciones a nivel internacional”.
Soraya Sáenz de Santamaría ha anunciado también hoy que la dotación para este año del Fondo Nacional de la Cinematografía ascenderá a 52,5 millones de euros.
Fuente: El Pais
A ver qué tal funciona el nuevo sistema. Es fundamental que prime el rigor a la hora de repartir las subvenciones y que haya un control serio posterior. Pero de entrada, esa objetividad que pretenden (si es que de verdad la pretenden) es de mano imposible.
Esto sustituye a la ayuda de la amortización, que ya era según criterios objetivos, y donde lo más importante era la taquilla. Lo digo porque en el artículo se dice que este es un sistema objetivo y el anterior no.
Para valorar la ley primeramente habrá que ver cuáles son los criterios concretos (se habla de asuntos de viabilidad financiera, plan de marketing, etc, pero eso debe traducirse en requisitos objetivables) y también saber las cantidades y cómo se van a distribuir, dado que habrá un montón de candidatos.
Lo positivo de este modelo es que elimina la incertidumbre que puede echar atrás a inversores/productores, la ayuda va a la producción y no a pagar intereses de los bancos, y permitirá borrar algunas prácticas que se hacían a veces tipo compra de entradas.
Me parece muy bien.El problema no está en que cobren antes,sino en que el criterio para conceder esas ayudas sea el adecuado.
Esa intención de combinar cine pensado para el gran público y cine para paladares más selectos suena bien sobre el papel,pero habrá que ver el funcionamiento de esa comisión supuestamente objetiva.Esa eliminación del límite de porcentaje de la producción también da bastante miedo,porque esos 52,5 millones de tesorería podrían dar muy poco juego si no se obra con sensatez.Esperemos que prime la sensatez.Es mejor dejar bien claro qué condiciones mínimas tienen que cumplir los agraciados antes que dejarlo todo en una nebulosa y que pueda llegar a primar el descontrol por intereses y amiguismos varios que poco tienen que ver con una visión constructiva de esas ayudas.